No te culparemos, desamor, de los quebrantos de nuestras melodías agotadas. No te pediremos, desamor, ofrendarnos con la otra cara de nuestros reveses. No te exhibiremos, desamor, como una causa de la pérdida del aliento que no protegimos. No te encerraremos, desamor, ni aun para ocultarnos de nuestro propio desasosiego. No te negaremos, desamor, tu condición de salida de emergencia de nuestra flaqueza. Pero tampoco te perdonaremos, desamor, este presente cercenado. Mutilado. Esta veteranía, desamor Esta ardua tarea de reconocerte.