Los Deudos y los Días. (Soneto)
No es regalo la vida. Es un legado. Despertamos de pronto en los extremos del día entre cipreses, crisantemos pintados en los pies, ¿Qué le ha pasado a mi Dios? con su guía yo he soñado: El movía mis brazos y mis remos tenían rumbo y río. ¿Dónde iremos? ¿Al puerto del olvido?.Me han dictado las naves del dolor este naufragio, este anidar del duelo, esta rivera del amor, sin anhelo, sin respuesta. Pero hoy me ha brotado otro presagio que ha sembrado en mi fe la primavera: ¡ que la luz al final, es una fiesta!