La estación de los días más felices. (Soneto)
Quisiera ser la aurora cuando enlaza las flores y el rumor del nuevo día despierta la pasión del sol que guía el rumbo de un fulgor que tiembla y pasa. Quisiera ser el fuego al que se abraza el tenue palpitar de mi tranvía, deseo alzar la voz de mi utopía y quebrar con un grito su carcasa. Abrigo y sangre quiero ser ahora y un dulce son que acalle cicatrices con vívida ilusión y en cada hora. Pintar quiero contigo los matices de ese tibio rubor en el que aflora la estación de los días más felices.