SIETE TRECES

Duerme amor, tu mama va murmurando ese son que el insomnio te aligera, con su cálida voz te esta acunando. A dormir, que ya es hora, que te espera el milagro, mañana, del abrazo de ese alma en eterna primavera. Y al soñar con su piel, con su regazo tu latir hecho ritmo ira sonando y aliviando sus penas paso a paso. Niño mío, mañana despertando estarás con tu madre y la divina ilusión de tu padre, iras gestando. Duerme ya, que la aurora se avecina, que el mañana es un sueño desbordado, tu murmullo es la magia repentina que el arrullo de Dios, nos ha brindado.

Es ahora que vuelvo a  tus lugares, a tus costas que calman mi tormento, que mi verde dibuja un nuevo aliento, que abandono el otoño de mis mares.  Con tu amor y tu impulso mis dispares sentimientos recobran movimiento y  a bailar en tu solido cimiento vuelven ya, renovados, regulares. Es un mérito tuyo que pudiera convertir mi mitad en dos mitades, duplicar lo que tu alma me requiera . La pasión, la ilusión, doblar quisiera la extensión de tu cielo hasta mi hades, la  ocasión que ha logrado que volviera.

Me ligo con la osadía de tus verdes entreabiertos, con mi pasión, con tu tiempo,   con  tu gentil compañía. Desierto, mentor y  guía de mis  áridos momentos,  Sobre el telar de tus vientos,  Tejeré  aquí, un nuevo día.

Hasta aquí ensoñación, puro otoño en mi orilla,  esta existencia sencilla,  este océano sin son. Sin color, en la  estación de los sentidos  las vías atascadas , sin salida, sin destino, sin razón. Pero aquí o desde aquí una canción me habita, y lo que fui solicita, permiso a mi redención . Para poder ser  pasión contigo y en nueva vida,     contigo amor, mujer, guía,       retorno de mi  ilusión.

"... Al borde del papel como en cualquier otro abismo     al bode de la piel como en cualquier otra cárcel..."    Fernando Galvez                                                       __________________ Busco el son, que mis ruidos han vencido, mis silencios, tal vez, han acallado mi pulsar y mi sueño desbordado mi versar, mi color y mi sonido. Es apenas un tímido latido, lo que liga mi esencia y el tejado. Me han dejado un soneto demorado hoy mis musas que no han aparecido. Quiero entrar, entre tinta, al agotado resplandor que mi sombra ha consumido, al poema, por mi decolorado. Entre tanto y atento aquí pintado al margen de la voz, del colorido, al borde del papel, sigo sentado .

Nos gusta cada tanto licuarnos sobre las mesas con nuestra oscuridad mas individual y con nuestro aquí mas eterno. ___________________________________ A los habitantes de ésta ciudad nos gusta la gente corriente. Y la corriente de los bares, capaz de derretir las rocas. Y las rocas humeantes, talladas con nuestros dientes. Y nuestros dientes, cuando esculpen sobre el hielo. Y el hielo, que enfria nuestras paredes. Y las paredes de vidrio, que nos contienen. Y el contenido de los vasos,  gota a gota. Y la gota, que rueda sobre la mesa. Y la mesa, sobre las que nos licuamos. Somos el líquido, mas individual. El individuo, mas eterno. La eternidad, mas profunda. La profundidad, mas oscura. Somos la oscuridad y el agua que nos habita . Somos habitantes, de esta corriente ciudad.

Cuando nunca llega el día nos abriga la rutina de quien espera. Repetición Cuando nada gesta encantos procuramos repentinos latidos repiqueteados. Repetición. Cuando todo suma apenas solo resta la osadía de augurarnos primaveras. Repetición. Cuando el pulso es repetido solemos redescubrir que todo ha sido.